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L e · d é m o n · d ' o n z e · h e u r e s , · ¿ u n · p r e t e x t o ?

Le démon d'onze heures (Obssesion)1 es una novela policiaca de la série noire escrita por Lionel White y aparecida en Francia en 1963. Godard, en su adaptación, cambia los patronímicos de los personajes. Allison O'Conner se convierte en Marianne Renoir; Joël Ricco, Fred; y Conrad Madden, Ferdinand Griffon. Allison, al comienzo de sus aventuras, describe a Conrad:

«Te llamas Conrad Madden, tienes treinta y ocho años, has estado en los Marines. Buscas trabajo, tus hijos no te aman y tu mujer no te comprende. (...) Te crees infeliz, abandonado, y si no vuelves a casa, no es por mi culpa, es porque en realidad no tienes un verdadero hogar»2

Como Ferdinand, también trabaja para la televisión. Allison (Allie para los amigos) es descrita como «una mentirosa nata, además de asesina y ladrona»3, así como una niña-mujer, una lolita:

«Es una niña, y es igualmente una mujer. Una mujer plenamente desarrollada, una mujer en todos los sentidos de la palabra. Tiene quizás diecisiete años, como dice, quizás más joven o más vieja, no lo se, no me importa. Todo lo que se es que es adorable, que la deseo de una manera insoportable y que está conmigo. (...) Carece de astucias, ninguna duplicidad. Hace simplemente aquello que le parece deseable en el instante.»4

Los préstamos de la novela son numerosos. De este modo, para distinguir que, en la trama fílmica, es creación de aquello que es préstamo, examinemos las principales similitudes y diferencias. Un hombre casado, viviendo en la rutina de su matrimonio, es invitado a una fiesta en casa de los Hall (los Expresso). Contrata una canguro recomendada por sus amigos, los Medows. Al contrario que en la película donde Ferdinand y Marianne se habían conocido cinco años antes, éste es el primer encuentro entre Allie y Conrad. La descripción física de Allie se corresponde poco con Anna Karina:

«Vi una jovencita vestida con sencillez: una minifalda a cuadros, una chaqueta ceñida, las piernas desnudas y zapatillas de deporte. Tenía los cabellos finos de un rubio cálido, que caían sobre su espalda; llevaba la raya al lado. Su color era muy claro. El rasgo que más me llamaba la atención, eran sus ojos. Eran dos grandes ojos almendrados, de un azul irreal, que magnificaban todavía más sus pestañas morenas, las más largas que he visto nunca»5

No obstante, como Marianne, tiene «la voz más sensual y turbadora que he escuchado nunca»6. Después de esa velada «deprimente y (...) lúgubre»7, debe solamente acompañar a la canguro, pero se queda con ella, en su apartamento, en «las paredes varias reproducciones de ocasión de pésimos cuadros»8. Conrad debe de «tomarse por un personaje de Françoise Sagan»9, bebiendo y bailando con ella, «todo ocurría como en un sueño»10.

A la mañana siguiente, se despierta en una cama en la que ha pasado «momentos maravillosos», Allie le lleva su desayuno. Sigue un episodio en parte ocultado sobre el que volveremos posteriormente. Después Conrad y Allie escapan hacia el sur y se casan para obtener una falsa identidad. Los diarios hablan del caso. Necesitan contactar con el «presunto hermano»11 de Allie. Por el momento, inventan una vida de ricos herederos en una casa aislada (el equivalente de la «vida salvaje» de Ferdinand). Pero, muy pronto, Allie «no sabe que hacer» y se aburre. Para «intentar arreglarlo», va, como Marianne, a «algunos clubs de baile». El cine es su principal salida («tres o cuatro veces por semana»12).

Los propietarios del dinero robado están tras sus pasos. Fred Pension (el equivalente del «enano» en el film) es asesinado por Allison que le corta el cuello (con un cuchillo mientras que Marianne, adepta del cortar y pegar, prefiere las tijeras). Llama a Conrad que no la encuentra al llegar. Se encuentra con tres hombres y lo torturan. Después, a excepción de las sesiones de cine, los acontecimientos vividos por el personaje entre la tortura y los reencuentros son ocultados por Godard.

En Las Vegas, encuentra, en un local, a Allie y a su «hermano», Joël. La pareja se reúne y planea participar en un «golpe» montado por Joël: desvalijar una sala de fiestas, «el Egipcio» (¡en Godard, el asunto, convertido en político, concierne a la liga árabe!). El golpe montado y la continuación de la novela difieren totalmente de la película. Solo la parte final permite algunas aproximaciones. El rancho aislado de Joël, accesible solamente por avión recuerda la isla final de la película. Como Ferdinand, Conrad, una vez llegado al lugar, mata a Joël y a Allison (por estrangulación). Llama a la policía y se siente liberado de una inexplicable obsesión. Su última frase puede unirse a la Eternidad reencontrada de Rimbaud: «He encontrado la paz que había perdido hace tantos años»13.

Así, aunque estamos lejos de una adaptación «fiel», constatamos numerosos acercamientos a la novela. Godard persuadido de que el argumento de una película no es más que una utilidad (que él abandonará en consecuencia), lo toma de los otros.

Godard, en su Introduction à une veritable histoire du cinéma, habla de la novela de White:

«No había guión, en fin, lo que se llama guión, es decir la película escrita. No he sabido nunca, no es que no quiera, es que no lo se que hacer. Si supiera escribir, pienso que no tendría necesidad de hacer una película después; tomo notas para mi, pero las notas no son suficientes. Y como hace falta encontrar la manera de escribir entonces me sirvo las más de las veces de una novela o de algo escrito con anterioridad. Puedo entonces presentar alguna cosa que coloque algo de peso en la mano de los productores o del coproductor y decir: voy a intentar imaginar alguna cosa a partir de esto. (...) Entonces a partir de no importa que novela americana, depende del ánimo, hay siempre alguna cosa que inventar. ¿Qué es lo que uno llama guión? Si uno llama guión a un... eso que la gente llama una historia con un hilo conductor que comienza con un principio, donde está el nombre de un personaje, y después, entre esos personajes, pasa alguna cosa y después... uno se pregunta que va a pasar a continuación, y hay un cierto número de reapariciones, de aventuras y en un momento eso puede acabarse y el lector no se pregunta más, y está contento de haber leído eso... entonces si uno llama a eso guión, aquel libro es un guión»14

La novela es por tanto el «guión» de Pierrot le fou y sin embargo la película no tiene casi nada en común con la novela si no es eso, que para algunos, es todo: su «relato fílmico». La novela no es más que un útil. Godard, para encontrar dinero debe todavía «contar historias»; entonces es sencillo, «basta escarbar en los libros», la película está en otra parte. Y son las citaciones y las alusiones literarias las que permiten pasar de la aventura policiaca a la experiencia poética, hacer de una fuga de gánsters una liberación rimbauldiana.

No obstante, Godard «juega» con el texto de White. Allie, en la fuga, lleva su equipaje y un perro, Gigi, que le ha ofrecido Conrad para llamar menos la atención de la policía. Godard reutiliza esto de forma divertida: Marianne deambula a lo largo de la película con su bolso... en forma de perro. Allie reencuentra a su hermano en un bar en Las Vegas, Marianne reencuentra al suyo en un bar, el Las Vegas (cuyos neones aparecen en la película). ¿Porqué estas alusiones discretas, difícilmente identificables? ¿Serán por simple placer lúdico? A través de sus juegos, Godard se acerca al texto, se divierte con el concepto de fidelidad. El bolso de peluche refuerza el lado mujer-niña de Marianne y los neones nos recuerdan que «Las Vegas» significa «La Vida», y que la vida, como los neones, puede extinguirse o encenderse.