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Correspondencias
Leyendo un libro, mirando un film, o en la vivencia sensible de cualquier otra experiencia artística, quién no sintió alguna vez la vibración de un eco, la intuición de una correspondencia que llega sin que sepamos con exactitud desde qué latitudes de nuestra memoria. Instancias en que nos vemos empujados a alzar la cabeza del libro o a desviar la atención de la pantalla sin demasiadas certezas, en un principio, acerca de la voluntad del acto. Un hiato en la atención que nos expulsa del presente en el que nos hallamos y nos integra en un tejido más vasto y más complejo de relaciones y entrecruzamientos. "Esto ya lo leí", "esto ya lo ví", "esto se parece a...", son algunos de los pensamientos que suelen surgir. Pudiendo quedar abortados como el olvido de un nombre o el extravío de un recuerdo, otras veces, por motivaciones del azar o de nuestra voluntad intelectual, avanzan un poco más allá. Sea como sea, no podemos evitar sentir algo parecido al misterio.
Decimos Correspondencias como si dijéramos Ecos, Reverberancias, Puentes: fragmentos dispersos que velan la posibilidad de una comunión, lazos invisibles entre objetos que nuestra subjetividad intenta recuperar desconfiando del imperio tranquilizante del azar. Un verso de Baudelaire con tres páginas de Proust; un plano de Antonioni de 1960 con otro plano de 1970; un ínfimo rictus de Jean Pierre Léaud que se repite a lo largo de toda una carrera de actor; diversos travellings desde un coche que trazan el mapa de París "versión Nouvelle Vague"; el detalle de un cuadro impresionista que reverbera en un plano de Renoir; la secuencia de un asesinato en un film de Hitchcock que resuena en otro de Chabrol; un pasaje de Under the Volcano de Malcolm Lowry que convoca una secuencia de Bresson; una carta de amor de Scott Fitzgerald con otra de Paul Bowles. En fin, conversaciones posibles que acechan detrás de los objetos artísticos.
Comme de longs échos qui de loin se confondent
Dans une ténébreuse et profonde unité,
Vaste comme la nuit et comme la clarté,
Les parfums, les couleurs et les sons se répondentComo difusos ecos que lejanos se funden
En una tenebrosa y profunda unidad,
Vasta como la noche y como la luz vasta,
Se responden perfumes, colores y sonidosCorrespondances, Les fleurs du mal, C. Baudelaire.
La piedra que cae por la pendiente. Dos planos.
"Dice Lucrecio, que es realmente uno de los poetas más grandes que ha habido: 'Nada se parece a sí mismo en este mundo donde nada es estable. Lo único estable es una violencia secreta que subvierte todas las cosas'".
Michelangelo Antonioni, 1961.
1970, Zabriskie Point.Dos jóvenes se conocen en la ruta, junto al Zabriskie Point: "una zona de lechos de lagos que data de cinco a diez millones de años. Los lechos emergieron debido a fuerzas terrestres y los elementos causaron su erosión". Ella va en auto, él en avión. El lugar se parece a como solemos imaginar la Tierra en las profundidades del tiempo: polvo, topografía irregular, pendientes, cielo vasto y límpido. Allí se conocen y conversan. Él dice cosas como: "Necesitaba salir de la tierra", y ella: "¿No te sientes como en tu casa? Hay paz".
Zabriskie Point es el undécimo largometraje de Michelangelo Antonioni (1912). Fue rodado en el oeste de Estados Unidos -en una localidad del Valle de la Muerte, en el desierto de California- y protagonizado por jóvenes no actores. A este film lo encontramos después de Blow Up (1966) y antes del documental Chung Kuo. Cina (1972). El propio director italiano ha dicho: "Mi película es una fantasía, la experiencia personal y particular de algunos personajes. Alrededor, naturalmente, hay un paisaje. Y aquí el paisaje son las montañas, el desierto, las ciudades, los bosques de cactus, pero también los guetos, la gente que sufre, la que se rebela, la que sabe y comprende pero que carece de la fuerza para rebelarse, la que posiblemente es culpable". También: "La película es solamente la historia de Daria, una joven, y de Mark, un muchacho, y de alguna otra persona instalada en el interior de este tipo de mundo". Y por último: "Ha sido rodada con dificultad, con rabia, y también con amor, con mucha pasión. Un forcejeo con la realidad más bella y más desagradable del mundo".