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Líneas de tiempo:

El manejo de los tiempos en el cuento es complejo y muy preciso. Si bien está planteado como una sucesión de testimonios (primera persona, presente), los personajes van aportando datos que confirman los anteriores o anticipan los posteriores.

Además, todos estos relatos se refieren a un hecho pasado, y en algunos casos a incógnitas presentes que deben disparar datos futuros (la madre que pide que encuentren a su hija, por ejemplo).

Y, por el orden de los testimoniantes, el rompecabezas va hacia atrás y hacia delante del hecho (empieza con "después del crimen" -leñador-, continúa con "antes" -sacerdote-, luego aporta la mirada de "bastante después" -policía- y en último término, antes de llegar al relato de los protagonistas, con "bastante antes" -madre-), pero los datos están dispuestos de manera tal que el relato no se detenga, que el lector incorpore testimonio a testimonio elementos que lo hagan avanzar sobre la historia, que vaya agregando nuevos enigmas, aunque todo lo demás retroceda.

Estructura:

Decía que podríamos pensar aquí en dos relatos paralelos, cada uno con su propia estructura.

Por un lado, el relato de los testimonios. Tiene una clara estructura de dos partes (no sé si llamarlas actos): Los cuatro primeros testimonios, y los testimonios de los protagonistas. Estructuralmente podría resultar inconclusa, y ahí está la apuesta y el poder del texto, porque el acto que falta es el de las respuestas, las resoluciones. Están la hipótesis y la tesis, pero no la demostración. El primero es de presentación y contexto. El segundo de la exposición de enigmas. Y el tercero queda flotando en la cabeza del lector.

Por el otro, la estructura de la acción criminal:

Acto 1: Tajomaru está rascándose en el bosque. Pasa un samurai con una muchacha montada en un alazán. No les da mayor importancia, hasta que una brisa corre el velo de la muchacha, y el bandido le ve el rostro, y se apodera de él la pasión, un deseo irresistible.

Acto 2: Tajomaru piensa y desarrolla una estrategia para poseer a la mujer. Una vez que cumple todos los pasos necesarios, la viola delante de la mirada de su marido.

Acto 3: Este acto tiene tres versiones. Las tres empiezan en el mismo sitio, pero el disparador, el punto de giro, cambia según la versión. En la de Tajomaru, el punto de giro está en el pedido de Masago: Llevame con vos, pero antes uno de ustedes dos tiene que morir. En la de Masago, el punto de giro está dado por la mirada fría y cargada de desprecio del marido. En la del samurai, el punto de giro está en el pedido de Masago, que Tajomaru mate al samurai.

Rashomón

Podríamos decir de este cuento que es la historia de la transición de un hombre trabajador en un ladrón. Por lo tanto, uno de sus ejes temáticos pasa por la degradación.

Un sirviente desocupado se refugia de la lluvia en una casona en ruinas, donde hay algunos cadáveres que no fueron enterrados. Mientras piensa en su futuro, (aunque no quiera confesárselo a sí mismo, sabe que se convertirá en ladrón), descubre a una anciana que se dedica a robar las cabelleras de los muertos. Este encuentro, y las discuciones que tendrá con la mujer respecto de las posibilidades o no que tiene alguien de juzgar al prójimo, le provocarán una serie de cambios anímicos, que van a desembocar en su decisión final: no solo se confirma como ladrón, sino que empieza ahí nomás, robándole la ropa a la vieja y dejándola desnuda entre los cadáveres, como un cadáver más. Tanto que, cuando se incorpora nuevamente, asoma su cara al oscuro vacío y un mechón de blancos cabellos (como los que estaba robando a los muertos), cae sobre su cara. (Asoma su cara al "oscuro vacío", a la muerte).

"Abajo, solo la noche, negra y muda", insiste con la muerte.

"Adonde fue el sirviente, nadie lo sabe". Nadie sabe qué es del alma de los ladrones, si son condenados o no, si hay alguien o algo capaz de juzgar y condenar a los hombres, dice Akutagawa.