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Antes de su éxito internacional con "Rashomon", Kurosawa rueda ya películas muy interesantes con Mifune y Shimura: "El angel borracho" (1948), "Un duelo silencioso" (1949), "El perro rabioso" (1949) y "Escandalo" (1950). De entre ellas destaca poderosamente "El perro rabioso", un thriller emparentado con el neorealismo que viene a ser la versión japonesa de "El ladrón de bicicletas" de Vittorio de Sicca: un joven detective (Mifune) pierde su pistola a manos de un ladrón, y lo persigue por todo Tokio con la ayuda de otro detective veterano (Shimura). Kurosawa aprovecha para realizar un estudio de la sociedad de postguerra que años después remataría con la impresionante "El infierno del odio".

En 1950 "Rashomon", adaptación de dos relatos del escritor Ryunosuke Akutagawa, sorprende a todo el mundo de la industria cinematográfica por su innovación técnica y su profundidad narrativa, y termina ganando el León de Oro en Venecia y Oscar a la mejor cinta extranjera. Un hecho escabroso (la violación de la mujer de un samurai y el posterior asesinato de este, a manos del temible bandido Tajomaru) es comentado por tres personas en un día lluvioso en Rashomon, una puerta abandonada de entrada a Kyoto. Se ofrecen cuatro versiones sobre la historia: la del propio Tajomaru, la de la mujer del samurai asesinado, la del propio muerto a través de una vidente y la de un testigo accidental. Las cuatro versiones son diferentes, poniendo de manifiesto que todos mienten o modifican la verdad a su antojo; o que simplemente son incapaces de aceptarla. La depurada técnica de usar flashbacks encadenados resulta innovadora incluso a día de hoy, y es comparable a otras películas modernas como "Corre Lola, corre" o "Memento". Por supuesto, Mifune encarna al salvaje Tajomaru, y Shimura a un leñador acostumbrado a sufrir las penalidades de la vida.

Gracias al éxito mundial de su película, que consiguió abrir durante un tiempo las puertas del mercado occidental al cine japonés, hasta entonces desconocido, Kurosawa obtuvo carta blanca para llevar a cabo ambiciosos proyectos, antes impensables para la industria cinematográfica japonesa. Uno de esos proyectos es la adaptación, en 1951, de una obra de Dostoievski, "El idiota", pero con ambientación japonesa. El resultado es desigual pero muy recomendable, aunque se halla visto empequeñecida por encontrarse entre obras capitales como "Rashomon", "Vivir", "Los siete samurais", etc...

En 1952, Kurosawa rueda otra obra recordadísima: "Vivir", incluida numerosas veces entre las mejores películas de la historia del cine; en "Vivir" Kurosawa empieza a lanzar sus primeros dardos contra el sistema político nipón, aunque esto sólo sirva como trasfondo para la epopeya personal de un hombre abocado a la muerte próxima por cancer (impagable Takashi Shimura, ganador del Oso de Plata en Berlín ese año) que busca desesperadamente una razón que de sentido a su vida en los 6 meses que le restan. Tachadada de pesimista por unos y de humanismo de corte cristiano por otros, "Vivir" es más bien un canto a la redención personal, a la búsqueda de la felicidad y el sentido de la vida a través de uno mismo.

"Los 7 samurais" es la película más famosa de Akira Kurosawa, quizá no la mejor, pero siempre figura entre las listas de las 100 mejores películas de la historia por su gran popularidad y la revolución de estilo que marcó posteriormente.

"Los 7 samurais" nació como un proyecto comercial para vender a todo el mundo, dado el éxito que habían tenido otras películas japonesas, sobre todo "Rashomon" . Aprovechando esta popularidad, se le encargó dirigir una película de aventuras que resultase comercial en el mundo entero, y Kurosawa se las arregló para convertir un proyecto comercial en una obra de autor.

La historia es bien conocida: durante el siglo XVI Japón fue asolada por numerosas guerras internas, y los campesinos eran presa fácil para bandas de forajidos. Los miembros de una aldea, hartos de sufrir este acoso, deciden contratar samurais sin señor (ronin) para defenderles. "Buscad samurais hambrientos" -dice el decano de la aldea- "Hasta los osos salen de sus madrigueras cuando tienen hambre".