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Habría un segundo grupo de films, que son aquellos, no demasiados, que dan cuenta de cómo sucedió el aniquilamiento, ofreciendo un conocimiento detallado de los hechos. Entre ellos estaría, por ejemplo, Shoah (Claude Lanzmann, Francia, 1985), de visión imprescindible.

Habría un tercer grupo de films, marcados por un evidente tono reflexivo, que giran en torno a por qué fue posible que sucediera lo que sucedió y acá encontraríamos una también extensa, casi ocho horas, e inclasificable, película del cineasta alemán Hans Jürgen Syberberg del año 1977 llamada Hitler- ein Film aus Deutschland, que si bien no está centrada en el tema de la Shoah sí la inscribe dentro de un contexto ofreciendo ideas muy inquietantes sobre el nacionalsocialismo y sus procederes para concluir sosteniendo que con el fin de la Segunda Guerra Mundial y la muerte de Hitler el nazismo no ha terminado y que lejos de ser derrotado, ha terminado por triunfar (lo que se aproxima al pensamiento del poeta Paul Celan).

Habría un cuarto grupo de films que se centran antes que en la Shoah en sus consecuencias sobre aquellos que la padecieron, directamente o a través de seres muy cercanos. Y allí podríamos incluir a Pasazerka (Andrzej Munk, Polonia, 1963), o la más reciente Voyages (Emmanuel Finkiel, Francia, 1999).

Podría delimitarse un quinto grupo de films, entre los que estarían Schindler's List ( Steven Spielberg, EUA, 1993), o La vita è bella (Roberto Benigni, Italia,1997) donde la Shoah es utilizada como pre-texto para construir ficciones industriales que arrojan un velo engañoso. (Creo ser muy benigno en el adjetivo elegido).

Y habría un último grupo en el que colocaría un film de ficción al que no he podido acceder llamado The grey zone ( Tim Blake, EUA, 2001). De acuerdo a lo que he leído puede representar la mecánica de los campos de gas y de los crematorios evitando la observación formulada por el escritor Elie Wiesel: "Poner en escena una masacre resulta blasfemo; maquillar figurantes como cadáveres resulta obsceno".

Desde acá voy a discurrir en torno a la manera en que abordan algunos aspectos del tema Nuit et brouillard, Shoah, Schindler's List y La vita èbella.

 

Nuit et brouillard

La estrategia discursiva de Resnais es la de confrontar, mediante esa forma cinematográfica de articulación nombrada como montaje paralelo, planos que recogen la situación de los campos de concentración y los de exterminio y de sus habitantes en el momento de la llegada de los aliados, con otros del estado de las instalaciones en el momento del rodaje, puestos en diálogo, desde la banda sonora, con un texto de muy alta intensidad poética del novelista Jean Cayrol, musitado por el actor Michel Bouquet.

Las palabras finales, que nunca deberíamos olvidar, son éstas: "Al contemplar estas ruinas, nosotros creemos sinceramente que en ellas yace enterrada para siempre la locura racial, nosotros que vemos desvanecerse esta imagen y hacemos como si alentáramos nuevas esperanzas, como si de verdad creyéramos que todo esto perteneciese sólo a una época y a un país, nosotros que pasamos por alto las cosas que nos rodean y que no oímos el grito que no calla".

El impacto que provocó, y provoca, Nuit et brouillard puede medirse a través de la escritura de Serge Daney, que lo vio, azorado, varias veces a instancias de un profesor de liceo, alrededor de sus doce años. En un libro esencial, y póstumo, llamado Persévérance [6] escribió: "Gracias al cine supe que la condición humana y la carnicería industrial no eran incompatibles..."

 

Shoah

Realizado a lo largo de diez años y con un metraje de nueve horas y media, recoge testimonios de judíos sobrevivientes del exterminio nazi a través de la técnica de la entrevista, interrogaciones por lo general en espacios cerrados , sin incluir ni una sola imagen de archivo: da cuenta de cómo sucedió la Shoah a través de las palabras y del registro de los espacios donde sucedieron los hechos, tal como se hallaban en el momento de la filmación.

Dijo su realizador, Claude Lanzmann: "Los protagonistas de Shoah son sobrevivientes, pero habría que llamarlos 'los que regresaron', los que vuelven más allá del límite. Fueron los únicos testigos del exterminio; periódicamente eran liquidados para no dejar testigos. Me interesaron estos sobrevivientes, los que regresaron, que nunca hablaron en primera persona. Ellos siempre dicen 'nosotros'; ellos son los portavoces de los muertos. La película tiene por único tema la radicalidad de la muerte. Trata sobre la ausencia de huellas". [7]

Vamos a detenernos en una secuencia cinematográfica donde se registra una entrevista realizada a Abraham Bomba, un peluquero de origen polaco, en su lugar de trabajo en Holon, Israel.


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[6] Daney, Serge. Pérséverance, París, P.O.L. Éditeur, 1994. (Hay traducción castellana: Perseverancia. Reflexiones sobre el cine, Buenos Aires, El Amante/Tatanka, 1998.

[7] De una entrevista realizada a Lanzmann, en el marco de la edición 2000 del B.A.F. I.C.I, por la Lic. Sima Weingarten, la Lic. Liora Duchossoy y el Prof. Abraham Zylberman, publicada en el N° 16 de la revista de la Fundación Memoria del Holocausto.