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Gustavo Fontán- 24 de diciembre de 1960, Bánfield, Prov. de Buenos Aires- (Donde cae el sol)

Adrián Veaute: Una de las primeras cosas que se advierten en Donde cae el sol es la simpleza de una historia cotidiana enmarcada en un mundo igualmente cotidiano, reconocible y cercano. ¿Cómo surgió la idea de realizar esta película? ¿Cómo fue la colaboración de Pablo Reyero en el guión?

Gustavo Fontán: El origen siempre es algo bastante complejo. Creo que en cierto momento algunos personajes, espacios y perfumes de mi propia vida en un barrio del Gran Buenos Aires se fueron acomodando, generando historia. Recuerdo, eso sí, la decisión de hablar de un personaje de cierta edad, entre 65 y 70 años, uno de esos personajes de los que casi no se hablaba. Cuando yo empecé a trabajar con mi guión, Pablo empezaba a trabajar con el guión de La cruz del sur. Entonces decidimos compartir los procesos y durante un año nos intercambiamos los materiales. El leía mi guión, yo el suyo, y nos criticábamos. Fue un trabajo muy rico que me encantaría repetir alguna vez.

Veaute: Además, desde lo formal, existe una lograda coherencia estética al proponer una narración y puesta en escena acordes con esa pequeña y simple historia que se cuenta. ¿Cómo aparece esta propuesta?

Fontán: Me alegra que lo señales porque se trabajó mucho con todo el grupo para eso. Vos sabés bien que aunque uno diseñe en su imaginación algo coherente, en la realización de una película intervienen muchas personas: alguien hace la fotografía, alguien el sonido…y creo que hubo un trabajo muy fuerte de todos para conseguir esa unidad. Sabíamos que la película tenía que ser cercana y para conseguirlo los personajes tenían que estar siempre "adelante", es decir la fotografía, el sonido, el montaje, el arte, el montaje tenían que acompañarlos sin subrayados. Todos lo entendimos así; es como si todas las áreas caminaran en puntas de pie para permitirnos escuchar sus respiraciones, observar una pequeña sonrisa, simplemente alegrarnos o dolernos.

Veaute: Saliéndonos de la película, ¿qué pensás del rótulo "nuevo cine argentino" puesto a un grupo de películas argentinas actuales? ¿Te sentís identificado con él?

Fontán: Si define un espectro complejo estoy de acuerdo. Creo que a muchos de los que nos involucran en ese concepto nos une una nueva forma de pensar el cine, modificado en la forma de producción, y con relatos sinceros, más allá de los gustos, estilos y temáticas. Creo que también hay una cierta simplificación desde la etiqueta que impide una observación aguda del fenómeno.

Fragmentos de un reportaje publicado en el n°8 de Otrocampo. Estudios sobre cine. (www.otrocampo.com)

Pablo Trapero -4 de octubre de 1971, San Justo, Prov. de Buenos Aires- (El bonaerense)

Ezequiel Luka :¿Podría ser la historia de cualquier desocupado que incursiona en un oficio nuevo?

Pablo Trapero: No. El Zapa no es tonto. Parece que las cosas le pasan por casualidad, pero son producto de una decisión tomada por él, quizás no tan directamente. Podría haberse ido a cualquier otro lado. El va a ser policía y se enfrenta a cosas bastante parecidas a las que vivía como cerrajero. ¿Vos conocés un cerrajero que va a tu casa, abre la puerta y te pide la escritura para ver si es tuya o estás afanando?. Hay algo de esta obediencia del Zapa que se repite idénticamente después en su trabajo como policía. Él no pregunta si está bien o mal, no es inocente frente a las cosas que hace. Indirectamente, todos en este país enfrentamos situaciones muy parecidas, donde ninguno de nosotros es inocente de las cosas que pasan. Todos podríamos actuar de otra forma, y después de las cosas tan terribles que vivimos, podríamos tener otra actitud y decir basta. Tener otra forma de accionar frente a una realidad completamente hostil, quizás no representada en las armas (aunque cada vez más). Hay mucha más violencia física en las calles ahora, pero siempre hubo en este país una violencia política, económica y social que afecta nuestra vida particular. Para mí, indirectamente, eso es muy parecido a lo que le pasa al Zapa.

Luka: Como productor y director de cine independiente en Argentina, ¿cuáles son tus perspectivas de cara al futuro inmediato?

Trapero: Para el cine, creo que éste es un momento increíble, donde todo el mundo debería empezar a festejar. Más allá de la producción, que es un tema aparte. En los últimos 4 o 5 años, muchas películas han viajado por todos lados, ganan premios, son estrenadas. Películas como Caja negra, Sábado e inclusive Mundo..., hace más de cinco años, no se hubieran podido estrenar. Muchas de estas películas están ganando lugares genuinamente porque no son deliberadamente comerciales, no están pensadas para la taquilla. Muchas tampoco son pensadas para los festivales pero éstos igual las piden. Está pasando algo increíble. En los últimos dos años hubo películas argentinas en Cannes, hubo películas en Berlín, Locarno, Venecia, Toronto, en los festivales más importantes hubo cine argentino y muchos ganaron premios. Esto es algo para festejar. El punto siguiente es lo que hablábamos de la exhibición y discutir los temas de producción. Porque evidentemente, un país quebrado como el nuestro hace muy difícil la producción de películas. Pero al mismo tiempo, es increíble que a pesar de estas condiciones de mierda se sigan haciendo películas. Serán de más o menos presupuesto, en digital o en 35mm, pero todos conocemos gente involucrada en algún proyecto de cine. Y hay directores que llevan dos o tres años haciéndolas. Hay una producción menos industrial pero mucho más variada y personal que antes. Involucran menos gente, menos dinero, menos técnicos, pero igual muchas son buenísimas. Creo que es un momento bárbaro a ese nivel, pero de mierda a nivel de producción, por la coyuntura. La autarquía del I.N.C.A.A. es una buena noticia, porque saber que ahora el I.N.C.A.A. maneja su propio dinero es algo positivo. Por supuesto que depende también de cómo se administre ese dinero y de cómo la gente que hace cine genere, pida y presione para que pase lo que necesitamos.

Fragmentos de un reportaje publicado en la revista virtual Film on line (www.filmonline.com.ar), cuando el estreno de El bonaerense en Buenos Aires.

Ana Katz -2 de noviembre de 1975, Buenos Aires- (El juego de la silla)

Ernesto Babino: ¿La casa de la familia Lujine, los protagonistas de la película, es ésta misma casa donde vivís?

Ana Katz: Sí, pero la transformé con la intención de que tuviese esa decoración que testifica el paso del tiempo, donde convive un sillón que viene del casamiento de la madre, con una mesa barata de hace cinco años. Un living muy ecléctico que describe la vida que llevó la familia de mi película con el correr de los años. Volviendo a la pregunta inicial, me sorprendió que la película que hablaba mucho de este lugar, de Buenos Aires, de Argentina, funcionara tan bien allá en Europa.