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D.N. : Conozco, al menos, una mujer que hizo en Quebec una tesis sobre usted. Sostiene que el vicecónsul es una mujer y lo prueba en quinientas cuarenta y tres páginas.
M.D. : Ah, ¿sí?
D.N. : No es nada convincente, pero...
M.D. : ¿Ella lo prueba?
D.N. : Sí.
M.D. : ¿Y es una mujer?
D.N. : Sí.
M.D. : Sí, ¿por qué? Quiero decir, ¿porqué hizo eso?
D.N. : Supongo que fue para sostener una tesis. No quería que en su tesis hubiera un personaje importante masculino.
M.D. : No, es un hombre. Algo como eso, algo como un hombre. Va al Círculo, frecuenta a uno de los personajes que yo adoro, que no muestro en India song, al director del Círculo. Éste era como el mafioso de la colonia, el mafioso declarado. Sólo un hombre puede sostener eso, no una mujer.
* * *
D.N. : Seguimos con lo de esta mañana.
M.D. : Le había hecho una pregunta esta mañana.
D.N. : ¿Por qué la gente no se identificó tanto con Anne-Marie Stretter?
M.D. : ¿Cómo con el vicecónsul? Sí, como con el vicecónsul y Lol V. Stein.
D.N. : No sé qué responder. ¿Y lo sabe usted?
M.D. : Según yo...¿Cómo lo diría? Hay una sumisión en Lol V. Stein. Podríamos decir que se somete a su destino. Y, para el vicecónsul es algo parecido. Se hunde en la noche y no se conoce. Mientras que Anne-Marie Stretter tiene algo de inimitable, de soberano. Ella provoca admiración, provoca la admiración y no la identificación...No la ternura, no creo. La pasión, el amor pasional, pero no la ternura. Anne-Marie Stretter hace frente a todo y es la única que se mata.
D.N. : Hay un personaje que es muy importante en Le ravissement de Lol V. Stein y menos importante en India song, es Michael Richardson. En India song, si recuerdo bien ni siquiera puede hablar. Sólo tiene una imagen.
M.D. : Tiene varias imágenes. Aparece en varias escenas. Pero sólo es una imagen. Pertenecía a otra época, Richardson. Es el de S. Tahla. Es el amante titulado. En resumen, es el único pariente consanguíneo de Anne-Marie Stretter. Ellos van hasta la muerte, ya que él acepta su muerte.
D.N. : Es un personaje trágico.
M.D. : Son todos personajes trágicos, excepto la mendiga, que está más allá de lo trágico porque no sabe nada. Voy a hablarle de la mendiga durante el rodaje. Ella no existía, habíamos grabado una cinta, la estudiante laosiana la había grabado en la televisión y todos los actores y el equipo necesitaban oír a esta chica hablando en laosiano. La poníamos a menudo. Ella se convirtió en tabú. Cuando hablaba, cantaba o desafinaba, todo el mundo callaba. La protagonista de India song alrededor de la cual, puedo decir, todo giraba, era la mendiga. ¡Dese cuenta, qué destino!
D.N. : Es verdad que en India song usted logra muy bien sugerir constantemente la idea del pasado. Todos los teóricos del cine dicen que el cine tiene una aptitud para representar espontáneamente el presente. Desde el principio, el espectador percibe la imagen como presente. Pero en India song hay unos hechos que, al contrario, nos llevan, en cierto modo, al pasado.
M.D. : ¡Reconstruir el pasado! ¡Odio eso! Es lo que siempre he evitado.
D.N. : ¿Y el hecho de desincronizar las voces?
M.D. : Lo hice en ese sentido. Para evitar la colusión entre el pasado y el presente, eso que odio del cine comercial. He utilizado incluso el término "despoblación del actor". Creo que hay una despoblación general en India song, que es magnífica. Nadie está ahí. Ahí donde los he puesto. Hay algo de "irse", siempre, en todos. Es una dimensión importante de la película. Es muy diferente de esas películas donde la gente es. Hace grandes esfuerzos para estar presente. En cambio, aquí, son los actores los que crean el presente. Están presentes sólo en ellos mismos. Y es una presencia relajada, distraida, lejana. Como en la muerte, podemos suponer. Casi como una mala actriz, puedo llegar hasta eso. Como lo haría una mala actriz, aunque talentosa, con una papel que alguien le hubiera obligado a hacer. No se lo dije a Delphine Seyrig, pero es bastante inteligente para poder haberlo entendido. Estoy segura.
[Fragmentos de la banda sonora del filme La couleur des mots (India song), 1984, de Jérome Beaujour y Jean Mascolo]