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Esta guía de viajes ofrece algunas ideas y métodos "de viaje sin viaje" cuyos responsables, sin ir más lejos son dos escritores modélicos de ciudad literaria.
El primer método a tener en consideración podría definirse como "viajar a la manera de Kafka". Los requerimientos previos para lanzarse a tal aventura son simples y sencillos, aunque no debe olvidarse que el viajero ha de estar predispuesto a emprender este tipo de aventura. Es decir, debe desear fervientemente seguir el método de viaje Kafka. Para conseguirlo basta entregarse a la búsqueda y captura de amantes que vivan en ciudades y países distintos del propio del viajero imposibilitado. Franz Kafka que, como es sabido, solía viajar con su imaginación o con la de sus parientes nómadas, adoptó o patentó este método ejemplar de viaje. Empezó, creo, con Felice Bauer (Berlín), siguió con Julie Wohryzek (Schelesen), prosiguió con Milena Jesenska (Viena) y terminó el ciclo viajero con Dora Diamant (Berlín, de nuevo). Gracias a ese ingenio (del que no se sabe todavía si el escritor era del todo consciente) el infatigable viajero Kafka podía estar en una ciudad distinta de la suya (Praga) sin salir en sentido estricto de ella. Con lo cual resolvía también un grave problema propio de todo viaje, a saber, el ocasionado por el ajetreo que supone para el escritor el hecho de ir de un lado a otro con la maleta cargada de libros y manuscritos. Y en tercer lugar, este método de viaje, tal vez improvisado, de Kafka, le ayudaba a escribir doblemente. La distancia entre las personas las obliga (al menos era lo que ocurría entonces) a una correspondencia epistolar que no habría sido tan frecuente ni voluminosa en caso de que la novia viviera a cinco minutos de tranvía del escritor. Kafka, que confundía impedimento amatorio con impedimento viajero y anhelaba con el mismo ardor a ambos, nunca habría soportado un amor que viviera, como quien dice, a la vuelta de la esquina.
El segundo método consiste en viajar de acuerdo con la experiencia sugerida por el poeta portugués Fernando Pessoa. ¿Y cómo este poeta, que no se movió jamás de las pensiones y los cafés del Chiado, consiguió llevar a cabo sus viajes? Muy sencillo. La originalidad del viaje o los muchos tipos de viajes a lo Pessoa se basaba en la agilidad del poeta para crear tantos dobles o heterónimos como países en los cuales quería aventurarse. Toda una galaxia de heterónimos a cual más diverso y exóticos. Los ha habido franceses, ingleses, brasileños, italianos, españoles, alemanes... Y también algunos portugueses a los que mandó al exilio, como el monárquico Ricardo Reis, que murió en Brasil. O Alvaro de Campos, que si bien nació en Algarve, estudió en Glasgow y terminó viajando por Oriente.
Se daba la circunstancia de que este poeta capaz de vivir más de setenta vidas distintas y de organizar baúles para más de setenta heterónimos, era un hombre incapacitado cuando se trataba de preparar en serio su equipaje. Jamás salió de Portugal (con la excepción de su estancia en Durban donde, por razones familiares, vivió su adolescencia). De regreso en Lisboa, se quedó para siempre en ella sin subirse nunca al tren que podía llevarlo, por ejemplo, a París, donde vivía su querido amigo Mario de Sá Carneiro.
Aquí, pues, termina la historia múltiple y ajetreada de dos Ulises imposibilitados.
[Viajar es muy dificil (Manual de ruta para lectores periféricos) Anaya & Mario Muchnick]
[Las ilustraciones son de Emma Srncova, pintora checa nacida en 1.942, en Praga. Más ilustraciones e incluso la posibilidad de comprarlas en www.gallery.cz]