Así como las tarjetas postales fijan y reproducen el aspecto más típico de un paisaje, de un monumento o de un rostro, estos textos quieren fabricar imágenes públicas y comunes, un déja vu donde diluir lo que puede haber de demasiado subjetivo en una experiencia y una sensibilidad individuales.
Las citas que unen y separan estas tarjetas postales son un residuo de la lectura, costumbre que cada vez menos me parece fundamentalmente diferente de la escritura. A esos objetos hallados, a la palabra escrita ajena, quise confiar la continuidad de mi palabra escrita: la iluminación, brutal o pérfida, del texto que se acaba de leer y del que se abordará,
He escrito estas tarjetas postales en inglés, un 'inglés de extranjero' que luego traduje a mi español natal, menos por las razones autobiográficas que para mí hicieron del inglés la lengua de lo literario, de lo imaginario, que para borrar la noción de original, para que ciertos giros hallados al traducir sean luego incorporados en la lengua traducida, hasta que el original mismo se vuelva traducción.
Quiero agregar que si en esa tierra que llaman la patria está el padre, y en la lengua es la madre quien opera, en estos gestos de la escritura, de lectura, de traducciones enfrentadas en los espejos deformantes de varios idiomas, el exilio del que se habla y que habla es del hijo.
(De la Nota colocada al finalizar El álbum de tarjetas postales del viaje, que junto al relato El viaje sentimental forman parte de Vudú urbano, dedicado a sus padres Sara y Miron, libro prologado por Susan Sontag y Guillermo Cabrera Infante que, por vez primera, apareció en edición española en 1985 y recién en el 2002 conoció un lanzamiento argentino a cargo de la Editorial Emecé, Buenos Aires.)
Gustavo Pablos: ¿A qué se debe la presentación de los textos, salvo uno, de Vudú urbano no como relatos o cuentos sino como tarjetas postales?
Edgardo Cozarinsky: El nombre de tarjetas postales se debe a que eran instantáneas de una cosa típica, pero esa cosa típica no era necesariamente un paisaje, podía ser un sentimiento, una percepción de la realidad. Además, como tenían ese carácter ambiguo, como no pertenecían al género cuento ni tampoco al ensayo, quise tratar de reflejar esa ambigüedad con la expresión tarjeta postal. También es cierto que a mí me gusta mucho la tarjeta, la imagen congelada de un lugar relativamente típico y la descripción generalmente del otro lado. Mando, recibo y colecciono muchas tarjetas postales, entonces el nombre salió como una cosa metafórica que no tenía ninguna pretensión teórica ni de establecer género.
(Fragmento de un reportaje realizado por Gustavo Pablos, en ocasión del lanzamiento argentino de Vudú urbano, publicado en el diario La Voz del Interior, de la ciudad de Córdoba (Argentina), el 17 de enero de 2003)
Decisión no hubo ninguna. Hubo una serie de pequeñas, minúsculas decisiones, que después se engancharon unas con otras, formaron una cadena y se convirtieron en una decisión 'grande', la de no volver. Pero nunca hubo un momento dramático de decir me voy". A fines del '74 estaba muy a disgusto acá, muy frustrado, sin hacer nada... Además Isabel Perón y López Rega eran suficientes para deprimir a cualquiera. Tenía la posibilidad de ir a trabajar por tres meses a Alemania, y fui. Después me quedé un poco en París; unos amigos me cedieron un departamento porque se iban de viaje... Y tuve algunos pequeños trabajos, alimenticios, insignificantes, pero que me permitieron quedarme un tiempo. Allá era verano... Una cosa se enganchó con otra... En vez de tres meses, me quedé cinco... Después, para un trabajo que me propusieron tuve que conseguir una tarjeta de residente... y, bueno, la conseguí... Después las cosas acá estaban cada vez peor... y no sé, el regreso se fue postergando... Después pasó un año y la vuelta del pasaje había perdido validez, ya no me servía. Después conseguí otras cosas, vendí un guión, conseguí un poco de plata allá como para subsistir. Y entre lo poco alentadoras que eran las noticias que tenía de Buenos Aires y las pequeñas oportunidades de sobrevivir que se presentaban, me fui quedando. Y de pronto pasaron once años.
(Extraído de un reportaje realizado por Emilio Bernini, Mariano Dupont y Daniela Goggi, publicado en la revista argentina Kilómetro 111.Ensayos sobre cine, en su número 1, correspondiente a noviembre de 2000.)