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P.D.: Y el embajador de Francia en Calcuta, concretamente la embajadora, le invita a una velada, lo que es muy atrevido por su parte, ¿no?
M.D.: Sí.
P.D.: ¿El vicecónsul no es precisamente alguien de quien se hable, de quien se pueda hablar?
M.D.: Es escandaloso, sí.
P.D.: Es escandaloso. ¿Cómo es la embajadora, Anne-Marie Stretter? ¿Cómo es ella?
M.D.: Es el viejo mundo. Ella no mata, no dispara el revolver, ella llora. Es una especie de llorona.
P.D.: ¿Es guapa?
M.D.: Usted ya la conoce.
P.D.: La he visto en...
M.D.: Aparece en "Lol V. Stein".
P.D.: Pero para concretar, es alguien a quien el vicecónsul trata de ver desde su llegada, sus paseos cotidianos le conducen hacia los campos de tenis.
M.D.: Los campos desiertos a los que va.
P.D.: ¿A los que ella va o en los que ella dejó una vez una bicicleta?
M.D.: Sí.
P.D.: ¿Qué ocurre en el transcurso de los diálogos entre Anne-Marie Stretter y el vicecónsul, entre la embajadora y el vicecónsul? ¿Descubre algo sobre si mismo que no sabía?
M.D.: Que es capaz de amar.
P.D.: De amar, sí.
M.D.: Sí. El amor que siente por ella.
P.D.: ¿Se lo confiesa?
M.D.: ¿Que nunca lo ha vivido? No.
P.D.: Sí. ¿Hacen una especie de pacto entre ellos?
M.D.: Sí.
P.D.: En dos o tres réplicas.
M.D.: Sí.
P.D.: ¿Cómo acaba esta velada para el vicecónsul?
M.D.: El grita.
P.D.: ¿Por qué?
M.D.: Hacen como si se amasen. Imitan con gestos el amor. Ella le dice: "Haz como si quisieras quedarte conmigo, te expulsarán". Y en esta especie de mimodrama, encuentran la expresión de su amor.
P.D.: Muy pronto ya no queda nada para el vicecónsul. Ya sólo puede hablar con la única persona que acepta hablar con él, el director del círculo. Y juntos acaban mezclando los recuerdos de la infancia. Esa infancia sobre la que se harán tantas preguntas en el informe del vicecónsul.
M.D.: Esa es la costumbre que tiene la gente. Les gusta indagar.