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Shichinin no samurai (Los siete samurais), Toho 1954.

Los filmes japoneses tienden todos a ser assari shite iru [ligeros, llanos, sencillos, pero sanos] igual que ochazuke [té verde sobre arroz, un plato cuyas cualidades assari son tan celebradas que Ozu lo usó en el título de un filme], pero creo que debemos tener alimentos más ricos, filmes más ricos. Así pensé en hacer esta clase de filme, tan entretenido como para comérselo, por así decir. Claro que pensé así desde el principio... pero ¡qué trabajo da hacerlo en el Japón! Siempre pasa algo. No teníamos caballos bastantes, llovía todo el tiempo. Era la clase de película que no es posible hacer en este país.

Y cuando se terminó era demasiado larga, pero en el Japón se estrenó sin cortar. [El original duraba más de tres horas y se exhibió sólo en 1954, y sólo en determinadas ciudades. Una versión acortada tuvo segunda y tercera explotación. Otra versión acortada se preparó para exportación, y es la que han visto casi todos. Se hizo una tercera para el Festival de Venecia, a la que corresponden las observaciones de Kurosawa. No hay copias del original en Japón, y al parecer se han perdido también los negativos de los cortes.] Pero tuvimos que acortarla para Venecia. Claro que ningún crítico la entendió. Se quejaban de que la primera mitad era confusa. Sí que lo era... Era la mitad que cortamos. Yo sé lo buen filme que era. La segunda mitad, que fue a Venecia sin cortes importantes, fue comprendida y apreciada. En realidad, unos pequeños cortes la mejoraron.

Fue difícil hacer ese filme. [Kurosawa no menciona que parte de la dificultad venía de los productores, que, comprensiblemente alarmados de que una producción cara durara más de un año y que la mitad del tiempo se pasara en unos lejanos exteriores, mandaron una serie de telegramas diciendo al director que volviera enseguida. El director constestó con otros telegramas diciendo que escogieran entre la alternativa de dejarle seguir o despedirlo.] Pero fue un trabajo maravilloso. Mi equipo, los que trabajan siempre conmigo..., no hay mejores colaboradores en el mundo. Y no me limito a los que trabajaron en el guión o la preparación o la producción..., me refiero a los carpinteros, electricistas, tramoyistas. Aunque no les decía cómo hacer cada cosa, sabían lo que yo quería. A gente como ésta debo haber podido hacer películas como ésta.

Kumonosujo (Trono de sangre), Toho 1957.

Entre este filme, Los bajos fondos y La fortaleza escondida, me salió una especie de trilogía jidai-geki. [Casi todos los japoneses, sin excluir a Kurosawa, dividen los filmes en peliculas de época (jidai-geki) y películas modernas (gendaimono), como si no hubiese más alternativa. En Occidente pasa algo parecido en la actitud hacia el western (por ejemplo, el «western adulto», etc.) y el film policiaco.] He pensado siempre que las películas jidai japonesas suelen ser poco exactas históricamente, y, además, nunca se han aprovechado de las modernas técnicas cinematográficas. En Los siete samurais intentamos remediar algo de esto, y Trono de sangre seguía esta idea general.

En principio yo quería producir el filme y dejar que lo dirigiera un realizador más joven. Pero cuando se terminó el guión y la Toho vio lo caro que sería, me pidieron que dirigiera yo. Así lo hice, y mi contrato acabó después de estos tres filmes.

Yo tenía también otra idea sobre el filme, y era simplemente que yo quería hacer Macbeth. [Kurosawa no había visto ninguna de las otras versiones, aunque mucho después vio la de Orson WeIles en televisión.] El problema era cómo adaptar la historia a la mente japonesa. La historia es bastante comprensible, pero los japoneses suelen pensar de otro modo respecto a cosas como brujas y fantasmas. [Aunque los fantasmas suelen ser vengativos, como en los innumerables filmes kaidan, la idea de un trío de brujas que era malévolo sin motivo justificado no entra en la imaginación japonesa.] Me decidí por la técnica del teatro noh porque en el noh el estilo y la historia son uno. Quería usar el modo en que los actores del noh mueven el cuerpo, su modo de andar, y la composición general que proporciona el escenario del noh. [En el filme, los más logrados ejemplos de esto se relacionan generalmente con la esposa de «Macbeth», que usa movimientos de noh un poco acelerados, y la escena en que trata de lavarse las manos es puro noh; también se ve la composición asimétrica del noh en muchos puntos, particularmente en las largas escenas de diálogo entre «Macbeth» y su esposa antes del primer asesinato. Por otra parte, la aparición del fantasma de Banquo utiliza muy poca técnica noh.]

Esta es una de las razones por la que hay tan pocos primeros planos en la película. Traté de mostrar todo utilizando el plano general. Los japoneses no suelen hacer filmes así, y recuerdo que mis instrucciones desconcertaron mucho a mi equipo. Estaban acostumbrados a aproximarse en momentos de emoción, y yo les hacía apartarse más. De este modo creo que puede decirse que el filme fue experimental.

Fue muy difícil hacerlo. Decidirnos que el decorado del castillo principal se construyera en la falda del monte Fuji, no para mostrar el monte, sino porque tiene precisamente el anquilosado paisaje que yo quería. Y suele tener niebla. Quise poner mucha niebla en este filme. [Kurosawa ha dicho en otro lugar que desde que era joven le atraía mucho la idea de un samurai saliendo a galope de la niebla. Al empezar la primera versión del filme, Mifune y Minoru salían y entraban a galope en la niebla ocho veces.] También quería un castillo bajo y agazapado. Kohei Ezaki, el director artístico, quería un castillo dominante, pero me salí con la mía. Fue difícil hacer el decorado porque no teníamos bastante gente, y los exteriores estaban muy lejos de Tokio. Por suerte había una base de marines americanos cerca, y ayudaron mucho, y también un batallón entero de policía militar. Trabajamos todos muy duro, limpiando el terreno y levantando el decorado. La tarea en esta ladera brumosa, recuerdo que nos agotó completamente. Casi nos pusimos malos.