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Cuando parecía que la carrera de Kurosawa había concluido, Spielberg le dió la posibilidad de contar con la Industria Light and Magic para rodar una película sobre historias cortas de caracter onírico, "Konna yume womita" ("Sueños"). A través de una serie de historias cortas, Kurosawa hace un repaso de su vida, su filmografía y sus obsesiones personales; al tratarse de una película episódica es un tanto irregular, pero el cuidado estilo del maestro, la maravillosa fotografía y la brillantez de algunos episodios compensan con creces las partes más flojas.

Las historias-sueños siguen un ciclo vital, desde los sueños infantiles, pasando por las pesadillas de la guerra y los anhelos creativos (con una recreación de los cuadros de Van Gogh por donde pasea el alter-ego de Kurosawa) hasta ir poco a poco encontrando la paz con la llegada de la vejez, y por último, la muerte como liberación y no como algo ominoso y terrible.

Llegado este momento, después de haber pasado los peores años de su vida, todo son premios y halagos para el viejo maestro, que, a los 80 años, recibe, de manos de George Lucas y Steven Spielberg, el Oscar honorífico por la trayectoria de su carrera.

En 1990 llega "Rapsodia en Agosto", inspirada en un libro de Kiyoko Murata que cuenta la historia de una anciana que no distingue la fantasía de la realidad.

Por primera vez en más de 20 años, la película es fianciada tan solo con capital japonés por la productora Shochiku. La película se rodó muy rápidamente y estuvo preparada tres meses antes de lo previsto, y en ella aparece actuando sin cobrar la estrella americana Richard Gere. Aún así la película tuvo un presupuesto relativamente elevado para tratarse de una producción japonesa, casi 10 millones de dólares.

El hecho de usar de nuevo el tema nuclear, esta vez personificado por las victimas de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, llevó a cierta parte de los críticos a acusar a Kurosawa de haber realizado un film anti-americano, aunque nada más lejos de la verdad: la película habla más de perdón, a través de la figura de la enjuta anciana Kane, aunque no deja de reconocer, justamente, que lo que no se puede hacer es olvidar.

"Rapsodia de Agosto" transcurre amablemente contando la relación afectuosa entre Kane y sus nietos; en vez de hacer uso de los efectismos, Kurosawa recurre de nuevo a imágenes oníricas para representar el horror de la guerra; así, la explosión de las bombas nucleares se convierten en la mirada de un terrible ojo.

"Madadayo" es la última película de Kurosawa, y transcurre por derroteros similares a la anterior: cuenta la historia real de un viejo profesor, Hyakken Uchida desde el momento en que decide retirarse de la formación para dedicarse a la escritura, en 1943, hasta el final de sus días, en 1971.

Como Kurosawa pretendía, la película se basa más en las relaciones humanas y afectuosas entre Uchida y sus alumnos, aunque no deja de ser fiel reflejo de las distintas etapas sociales que sufre Japón a lo largo de las décadas descritas; como gran educador, Uchida excita siempre la curiosidad y la creatividad de sus alumnos, y estos le quieren a pesar de su caracter infantil y caprichoso, o precisamente gracias a ese caracter que le permite vivir las desgracias con los sentimientos de un niño. Gran parte de las experiencias narradas sobre la educación tienen cierto caracter autobiográfico, puesto que el propio Kurosawa tuvo la suerte de contar con un profesor que le animaba a desarrollar su creatividad.

La película está rodada con una encantadora sencillez; la fotografía y el aspecto onírico de algunas secuencias remarcan el cariz amable y positivo, enmarcadas muy a menudo por la inmortal música de Vivaldi. El nombre de "Madadayo" proviene de un juego parecido al "escondite" que practican los niños japoneses: un niño se esconde y los demás han de buscarle, preguntando: "¿Estás preparado para morir?" y el niño escondido responde "Madadayo" (no, aún no). De esta manera juegan los protagonistas de la historia en las celebraciones de los diversos cumpleaños del profesor Uchida; los alumnos preguntan al viejo profesor "¿Estás preparado para morir?", y él siempre responde "Madadayo", como muestra de su apego por la vida y su caracter tierno e infantil.

Cinco años después, con un proyecto casi empezado ("Ame agaru") y otro tomando forma (una biografía de Van Gogh), Kurosawa moría en su casa, seis meses después de haber despedido a su antiguo colaborador Toshiro Mifune, fallecido a finales de 1997. "Siempre pensé que yo me iria antes que él. En los últimos tiempos tenía muchas ganas de volverle a ver y decirle lo orgulloso que estaba de su trabajo y lo bien que lo había hecho", había declarado Kurosawa en un tono emocionado que sorprendió a propios y extraños en el funeral de Mifune.

"Ame agaru" ("Después de la lluvia") fue, finalmente, la película de la reconciliación (póstuma) entre Kurosawa y Mifune, separados por el tremendo orgullo de ambos, que les impedia reconocer lo estúpido de aquel enfado que les desuniera años atrás. Sus hijos, uno como productor y otro como actor, terminaron "Ame agaru" con Takashi Koizumi, antiguo ayudante de Kurosawa, como director. En la película aparecen también varios de los habituales del maestro, como Tatsuya Nakadai, Akira Terao o Mieko Harada.