III
Entre las múltiples, cada día en aumento, versiones en
torno a la gestación, el rodaje y el montaje de À bout
de souffle, película esencial que continúa la modernidad
cinematográfica inaugurada por algunas obras ejemplares de Roberto
Rossellini, hay una que dice que es el resultado de la imposibilidad
de filmar, en Francia 1959, a la manera del cine policial, clásico,
estadounidense. En la irrealizable, aunque deseada, juntura entre un
cine, amado en aquel entonces, y una realidad y un modo de mirarla que
ya no lo pueden recuperar se construye una buena parte de los filmes
del Godard temprano, entre ellos, y muy especialmente junto a Pierrot
le fou y a la ya mencionada À bout de souffle, Bande
à part, inspirado en una novela serie noir de Dolores
Hitchens (¿qué habrá quedado de ella?, intuyo que
tanto como lo que queda del humo de una pipa fumada en un balcón
durante una tempestad en el Caribe).
Pero,
como la mayor parte del llamado 'cine moderno', aquel que se insinuaría
en algunos planos de Roma, città aperta y moriría
suntuosamente con la terrible Saló, Bande à
part asimismo reflexiona, mientras se despliega, sobre su hacerse:
cuando los jóvenes se dirigen a realizar su atraco, la voz del
narrador apunta: "Arthur dijo que debían esperar hasta que
anocheciera para respetar la tradición de toda mala película
de clase 'b'. Sin embargo, cuando al fin lo ejecutan, lo hacen con luz
diurna. Intención, ésta de discurrir sobre la forma en
que se representa, que también se recorta claramente cuando Franz
y Arthur aguardan a Odile mientras leen noticias policiales tal como
las narran los periódicos. Secuestros y asesinatos aparecen en
sus voces alternadas, poniendo en evidencia la distancia entre la construcción
mediática de los delincuentes y ellos, que están a punto
de serlo. El broche epifánico de esta cantata para dos intérpretes
es la lectura por parte de Arthur, sin variar su tono, de una noticia
de características internacionales: "Nuestro corresponsal
nos reporta la masacre en África del Este. Los Hutus están
aserrando las piernas de los gigantes Tutsis para reducirles el tamaño.
Veinte mil cuerpos mutilados obstaculizaron la navegación en
los ríos de Ruanda. El gran rey de siete pies es forzado a huir.
Pekín avala el reinado de los gigantes."
Muy
cerca del final, Franz dice a Odile: "¿No es extraño
como la gente nunca forma un grupo unido? Sí, nunca se amalgaman.
Permanecen separados. Cada uno sigue su propio camino. Desconfiado,
trágico. Aún cuando están juntos en las casas,
en las calles." ¿Es demasiado arriesgado pensarlo como una
reflexión melancólica, es 1964, en torno al grupo de cineastas-críticos
nucleado alrededor de Cahiers du Cinéma?
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IV
"Bajo los cielos cristalinos, Arthur, Odile y Franz cruzaron puentes
suspendidos sobre ríos espejados", dice el narrador.
'Puentes suspendidos': ¿entre qué y qué?. ¿Entre
la tradición y la modernidad?. Durante la clase de inglés
la profesora le pregunta a Odile acerca de lo que dijo el poeta Eliot.
Ella responde: "Todo lo nuevo es, en consecuencia, automáticamente
tradicional."
'Ríos
espejados': es decir un río que por su calma y su transparencia
refleja como un espejo. ¿No estamos hablando del cine, o al menos
de esa concepción de él, quizá la única
válida, que se inaugura con los registros de los legendarios
hermanos Lumiére y que formulara, con maestría, André
Bazin?
Podríamos,
entonces, reescribir la frase del narrador. Decir, por ejemplo, "Bajo
los cielos cristalinos, Arthur, Odile y Franz cruzaron, entre la tradición
y la modernidad, por el cine." ¿No sería una manera,
inútil por supuesto, de resumir Bande à part?
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V
Pero hay otro puente, suspendido entre el pasado y el presente: el que
fui y el que soy, que la revisión del film me revela. En la ciudad
en que nací, Rosario, Argentina, Bande à part fue
estrenada, en algún momento de la segunda mitad de los '60, por
la Columbia Pictures -era la lejanísima época en que una
major a través de su filial francesa producía a
Godard- en un programa triple, bajo el nombre de Asalto frustrado,
acompañado por dos filmes de acción de bajo presupuesto
cuyos nombres ya he olvidado. La sala era popular, por lo tanto ignorada
por la clase media a la que supe pertenecer, y de 1913 a 1977, año
en que cerró bajo la última dictadura militar, fue cambiando
su nombre: Sol de Mayo, Novedades, Sol de Mayo,
Novedades Teatro Cómico, Sol de Mayo. Verla por vez primera en
ese contexto, se me ocurre, ahora, que fue una experiencia fundante.
Al asombro, y el embeleso, por su descubrimiento se unió una
sensación casi pecaminosa por adentrarme en ámbitos que
no eran los que, supuestamente, me correspondían. Pasados los
años, y ahora sí añorando esas salas gigantescas
que ya no van a volver, el azar dio otra vuelta de tuerca. En el predio
en que se alzaba el Sol de Mayo, único nombre con el que lo conocí,
se alzó una torre donde hoy vive el único ser humano,
entre los que conozco, que aún permanece encantado por el cine,
en una ciudad empobrecida, desculturizada y encanallada por el capitalismo
tardío.
VI
Sí, Monsieur Segale. Los tontos sobreviven. "Grandes palabras",
como le contesta Franz.
"Bueno,
entonces/ está la regla/ de acuerdo/ está/ la excepción/
de acuerdo/ la regla/ es la cultura/ no/ está la cultura/ que
es de la regla/ que forma parte de la regla/ está la excepción/
que es del arte/ que forma parte del arte/ todos dicen la regla/ cigarrillos/
computadoras/ remeras/ televisión/ turismo/ guerra/ y, claro/
nadie dice." (Dicho por la voz de Godard en "JLG/JLG").
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Emilio
Toibero es Profesor en Letras de la U.C.S.F, donde ejerció
la docencia universitaria. De 1968 a 1976 escribió crítica
de cine en el diario "El Litoral", de la ciudad de Santa
Fe. Desde 1996 hasta diciembre de 2002 elaboró y coordinó
los ciclos de cine del Centro Cultural Parque de España, en
Rosario y, en la misma ciudad, desde 1997 viene ejerciendo iguales
tareas en el Centro Cultural Cine Lumiére. También realiza
videos de creación entre ellos (Una) introducción (posible)
a "Perseverancia" (1998), Cada uno sabe (1999) y, en co-dirección,
con Mauricio Alonso, Días de 1999 (Una lectura de Konstantino
Kavafis) (1999). Durante 2002 dictó un seminario de siete meses
de duración: Aproximación (es) a una(s) historia(s)
del cine, y también, junto con Alonso, desarrolló un
ciclo de films no estrenados en Argentina llamado Ojos bien abiertos.
Durante enero y febrero de 2003 dictó un seminario sobre la
producción audiovisual de Edgardo Cozarinsky llamado De exilios
y soledades, que ha vuelto a repetir desde el segundo martes de abril.
Es miembro del staff de Otrocampo. Estudios sobre cine (www.otrocampo.com)
y colaborador de Enfocarte (www.enfocarte.com), ambas publicaciones
virtuales.
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