[5/5]

Algunas especulaciones

1- En el cuento uno es hundido en un océano oscuro, sin respuestas, de puras dudas y puros y feroces cuestionamientos. La película tira una soga. Acepta la existencia de una verdad, y la cuenta. Tiene un final, en el sentido clásico de la palabra, algo que nos permita a nosotros dar por terminado el relato. También en la relación entre la película y el cuento Rashomón. En la película se sustituye a la vieja ladrona de cabelleras de cadáveres por un pobre e inocente bebé abandonado. También el sirviente le roba la ropa. También se excusa en la bajeza del prójimo para llevar adelante su propia bajeza. Pero en lugar de dejar tirada a una vieja cada vez más parecida a los muertos que estaba saqueando, nos deja con un niño que encontró padre; con un hombre que encontró, dentro de sí, la bondad y la solidaridad; y con un sacerdote que recuperó, junto con los espectadores, la fe en la humanidad, a partir de la actitud noble de un hombre pobre, y de haber encontrado finalmente que sí, que había una verdad, y que un hombre había logrado conocerla y luego relatarla. El escritor de los cuentos se suicidó a los 35 años. Los adaptadores de los cuentos a película ganaron el Oscar.

2- Dejando de lado mi reciente comentario, acepto que algo roñoso (perdón, pero quedó muy picando, no me pude resistir), Rashomón es una película que ha generado infinidad de interpretaciones. Muchas de ellas, en lo personal, considero que son más aplicables los cuentos de Akutagawa que a esta película. Suele hacerse el comentario de que Kurasawa es un director que desarrolla temáticas pesimistas, y que esta película habla de la imposibilidad de la verdad. En primera instancia, descreo completamente del concepto de pesimismo en Kurosawa. Entiendo que trabaja con las zonas oscuras del ser humano, con la violencia, la miseria y la desesperación. Pero en la gran mayoría de sus películas los personajes, envueltos en conflictos oscuros, terminan tomando decisiones en que priman la solidaridad, el compromiso con el prójimo y la entrega. Pienso inmediatamente en el samurai de Yojimbo, entregado a la violencia, pero que arriesga su vida por la mujer secuestrada y su familia, y luego por su amigo el cantinero; pienso en Los Siete Samurais, que van adelante en la batalla porque el jefe se conmueve de la pobreza de los campesinos; y obviamente en el final de Rashomón, con el leñador adoptando al bebé abandonado. Está bien, quien quiera puede pensar que se lo lleva para luego explotarlo en las plantaciones de arroz y no pagarle nunca con la excusa de que lo recogió del fango, pero eso dejarlo para Rashomón 2, el regreso. Sí encuentro, en todo caso, que los héroes de Kurosawa suelen topar con la desidia y la indiferencia de aquellos que salvan, y eso los lleva a dudar de sus principios, pero no a abandonarlos. Lo cual es mucho menos pesimista aún, pese a que sea medio triste.

Respecto del tema de la verdad, también puede quedar planteada la duda de si el leñador miente (al igual que los demás) o no. Pero no podemos ser inocentes con que hay una serie de dispositivos narrativos que le dan a ese relato una ilusión mucho mayor de verdad. El leñador lo calló ante el oficial, el leñador anticipa dos veces que sabe la verdad, el leñador confiesa porque es descubierto por el sirviente en su función de detective, que confirma su astucia deductiva al descubrir que robó el puñal, etcétera.

3- El trabajo de adaptación, en este caso, no se relaciona solamente con el trasvasamiento de un texto literario a una película. Sino que incluye también una adaptación ética, una nueva lectura de fondo a los textos de Akutagawa. Incluye una respuesta a las preguntas que estos cuentos no responden. Es decir, una toma de posición ante ciertos conflictos. Una apuesta por ciertos valores humanos en los que Akutagawa descree.

En la película hay muchas líneas temáticas como para reflexionar. Sin entrar en detalles al respecto, lo que me interesa es señalar la solidez del guión, que va y viene permanentemente en el tiempo y el espacio, sin permitir al espectador que se pierda o se distraiga de la acción en ningún momento, que no descuida ningún detalle en lo que respecta a la importancia que se asigna a cada dato, expresado por cada personaje y mostrado por la cámara, a la presentación, construcción, volumen y desarrollo de cada uno de los personajes y de las relaciones entre ellos, y la claridad y rigor que han aplicado para hacer que un relato cuyos contenidos temáticos tendían hacia una dirección, sin perder interés, terminen remitiendo a otra, la que realmente les importaba a los guionistas.

 

[Este ensayo sobre Rashomon es una versión reducida realizada por el propio autor de un ensayo más extenso aparecido en Mabuse]