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De modo que, según la estructura que Bergman ha planteado, la escena que acontece en esa habitación pertenece al pasado de Ana. Se presenta como algo que le ocurrió a ella y, por tanto, vemos desde su punto de vista. Y si nos fijamos en el transcurso de la escena veremos que ella es la que lleva el peso de todo, la que guarda la clave. Es la máxima expresión de lo que Bergman nos ha querido decir a lo largo de toda la película. Ana hace más por cuidar a esa mujer que cualquiera de sus propias hermanas. Es la que mantiene el tipo. No se asusta. Siempre está.

En la escena va dando paso para que entren en la habitación a las hermanas según lo va solicitando la hermana muerta. Es el contraste entre ellas y la criada. Es una de las ideas que subyacen en la película. Siempre que tiene dolores, la primera que acude a consolar es la criada. Después, una de las hermanas reprochará esto, es decir, el grado tan grande en que Ana se ha inmiscuido en los asuntos familiares.

La escena terminará con la representación de La Piedad de Miguel Ángel. Ana sostiene en sus brazos a la hermana muerta, del mismo modo que la Virgen sostenía a Cristo entre sus brazos una vez muerto. Y, del mismo modo, el cuerpo de la hermana muerta está curvado como el cuerpo de Cristo sostenido por la Virgen. Miguel Ángel quiso esculpir y representar a la Virgen muy joven en su escultura, queriendo representar de este modo la máxima pureza que podía poseer. Bergman poniendo en su lugar a Ana, representa la pureza en la película, que contrasta con los personajes que representan sus dos hermanas.

 

CARA A CARA... AL DESNUDO

 

"Y de pronto comprendí que el amor abraza todo... hasta la muerte"

"Ojalá alguien tenga poder sobre mí para convertirme en un ser verdadero"

 

El amor y la muerte. Cómo unir éstas dos ideas. Cómo alcanzar a dar sentido a una historia enlazándolas. Eso es, entre otras cosas, "Cara a cara... al desnudo". Dos ideas como son el amor y la muerte unidas a través de ese terrible momento que supone la llegada a la vejez.

Una mujer, madre de una hija que se siente sola, intenta suicidarse. "Cuídate y cuida de los que te aman", le dice Erland Josehpson a Liv Ullmann, que al intentar suicidarse no sabía que dejaba una hija en el mundo, a la que de ese modo estaba demostrando que no quería y eso es lo que le da a entender cuando le dice esa frase, es decir, no es que ella no quiera a nadie (al intentar suicidarse ya no lo sabemos), sino que al menos lo haga por quien le quiere.

Qué sentimientos recorren la mente de Liv Ullmann. Qué es lo que le atormenta. Parece que entendemos algo a través de esos sueños. Sueños donde vemos a sus padres y se evocan incluso escenas de la infancia, como es esa en la que ella quedaba apartada cuando los dos padres se encerraban en su habitación, cerrando la puerta mientras ella sentía un gran sentimiento de culpa por ello.

Todo es un viaje a la profundidad de la mente a esos hechos vividos en la infancia y que quedan retenidos en nuestra mente, que crecen con nosotros y que terminan por convertirse en temores o traumas que nos atormentan.

La vejez y los ancianos. Otra de las preocupaciones de nuestra protagonista. Otro hallazgo a través de un sueño. Sabemos que odia a los ancianos. ¿Será su miedo a convertirse en uno de ellos?. Sabe, como dice su abuelo, mientras habla con su abuela en una conversación en el salón, que "la vejez es un infierno".

En "Cara a cara... al desnudo" los sueños son sueños y la realidad es realidad. Todo se encuentra bien diferenciado. No hay lugar a confusiones. Los sueños sirven en este caso para sacar a la luz los temores, las vivencias que se esconden en la profundidad de la mente de la protagonista, para comprender o explicar nuestro personaje de un modo original, como es habitual en Bergman.

Viste a Liv Ullmann de rojo en los sueños que tiene después de haber intentado suicidarse. De nuevo el rojo. Aparece de nuevo ese código de colores tan característico en Bergman. Justo en ese momento en que se debate entre la vida y la muerte, viste a Liv Ullmann de rojo en sus sueños.

Hay que destacar una escena, la que acontece casi al final de la película. Se trata de ese monólogo que mantiene Liv Ullmann en la habitación del hospital en presencia de Erland Josephson. Es lo que deja constancia de la gran talla interpretativa que posee esta actriz, donde se apodera de ese pasaje, hace suyo ese pasado, nos lo creemos, nos angustia, aterra y lo que parece más increíble da la sensación de estar asistiendo a un flashback. Parece como si toda esa narración, a través de la interpretación que realiza, fuese un auténtico flashback. En este monólogo terminamos por comprender que tuvo una infancia muy dura, donde era sometida a severos castigos por su abuela, quien la encerraba en un armario.

Por último, queda por definir la relación de su marido, quizás la más fría de todas. En su visita al hospital deja constancia de que él está todavía más encerrado en su trabaja y aislado de ella de lo que pudiera estarlo ella de todo su entorno. Después de verla apenas cinco minutos, vuelve a irse, mientras que Erland Josehpson se queda haciendo guardias y cuidándola.

Al final la unión de ideas. Esa conexión que adquiere todo lo que se ha venido planteando a lo largo de la película, expresado en este pensamiento de Liv Ullmann que oímos a través de su voz en off: "Estuve largamente junto a la puerta, observando a los dos ancianos... su modo de identificarse... les vi acercarse lentamente al momento misterioso y terrible en que deberían separarse... vi su ternura... su dignidad... y de pronto comprendí que el amor abraza todo... hasta la muerte".