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El 28 de septiembre de 1912, Louis-Ferdinand Destouches se alista por tres años en el 12º de Coraceros, en la guarnición en Rambouillet, en donde es incorporado el 3 de octubre (cf. núm. 13 de este diario).
Podemos fechar de noviembre a diciembre 1913 (cf. 3 y 47) la redacción de este diario íntimo.
1) No sabría decir lo que me incita a dejar escrito lo que pienso.
2) A quien leyere estas páginas.
3) La triste velada de noviembre me retrotrae a trece meses antes de mi Regada a Rambouillet, cuando estaba muy lejos de pensar lo que me aguardaba en esa encantadora estancia. He cambiado mucho en un año, lo creo...
5 ) ... Porque la vida de cuartel en lugar de hundirme en (?) (rabia... tristeza... angustia) un estado del que no salía más que con el espíritu atiborrado de resoluciones, lástima, nunca realizables, mientras hoy
7) enteramente hecho a la triste vida que llevamos me siento lleno de una melancolía en la cual me desenvuelvo como el pájaro en el aire o el pez en el agua.
Tampoco y en ninguna materia he dado pruebas de erudición.
9) Estos apuntes que como puede verse tienen una palidez diáfana, son puramente personales y tienen como fin marcar en mi vida una época (quizá plena), la primera verdaderamente penosa que he atravesado, pero tal vez no la
11) última. Es al azar de los días que lleno estas páginas. Estarán anotadas y llenas de un estado espíritu diferente según los días o las horas, ya que desde mi incorporación he padecido bruscos cambios físicos y morales.
13) 3 de octubre -llegada-. Cuerpo de Guardia repleto de sub-ofs con aspecto aplastante. Cabos fanfarrones. Incorporación en un pelotón el 4º Lt. Le Moyne, buen chico; Coujon (?), malo, falso como un judas-
15) el Barón de Lagrange (?) (oficial sincero y bueno, pero atacado moralmente por cierto nerviosismo y sujeto a ataques cuya procedencia, creo, tendría que buscarse en las excesivas libadones su juventud).
17) Rodeado de este extraño estado mayor doy mis primeros pasos en la vida militar. Sin olvidar Servat, un cabo garbancero quebrantado... falso y bruto, unido a la fanfarronería y desparpajo meridionales
19) una astucia y un extraño egoísmo. Ninguna delicadeza le estará de más, y cuántas veces he mezclado a mis disgustos particulares los suyos o aquellos que me he creado para evitárselos.
21) Desde las deudas hasta los robos que yo trataba de ignorar, y, añadido a esto, una profunda nostalgia de la libertad, estado poco propicio a facilitar la instrucción militar.
23) Qué horribles despertares (angustiosos) (que) al son tan falsamente alegre del trompeta de guardia presentando al espíritu de un quinto los rencores y el horror de su jornada.
25) Las inspecciones a las cuadras en la bruma matutina. La (carrera) zarabanda de zuecos por la escalera, el servicio de cuadra en la penumbra. Qué noble oficio el de las armas. De hecho, ¿los verdaderos sacrificios consisten
27) tal vez en la manipulación del estiércol a la luz amarillenta de una linterna grasosa?...
A los cursos de los alumnos brigadieres que caían gordos a un
29) joven oficial fogoso en pugna con los sarcasmos de su sub-of embrutecido con miedo innato del caballo no hice (mucho tiempo) viejos huesos y seriamente empecé a pensar en la deserción, que era la única escapatoria a ese calvario.
31) Cuántas veces regresé de las curas y solo en mi cama, lleno de inmensa desesperación, lloré a pesar de mis diecisiete años, como una niña de primera comunión.
Entonces supe que estaba
33) vacío, que mi energía era de boquilla y que en el fondo de mí mismo nada había que no era un hombre; durante mucho tiempo me lo había creído; tal vez muchos como yo antes de tiempo; tal vez muchos
35) lo creen todavía aunque sean más viejos, y en las mismas circunstancias sentirían también sus corazones partir a la deriva como una botella en el mar, zarandeada por las olas, las injurias
36) y la incertidumbre de que aquello nunca va a terminar; entonces sí verdaderamente he sufrido tanto de mi mal presente como de mi inferioridad viril y del hecho de comprobarla. Me he dado cuenta de que los grandes discursos que lanzaba un mes
39) antes sobre la energía juvenil no eran más que fanfarronería y que a la hora de la verdad yo no era más que un infeliz desarraigado que había perdido la mitad de sus facultades y que no utilizaba las que restan
41) más que para comprobar la nada de esa energía. Es entonces en el fondo de mi abismo cuando puedo dedicarme a ciertos estudios sobre mí mismo y sobre mi alma, que no puede escudriñarse creo
43) a fondo cuando está en lucha consigo misma. Así en las catástrofes pueden verse hombres del gran mundo atropellar a las mujeres y envilecerse
45) como el último de los vagabundos. Así he visto mi alma despojarse de pronto (?) de la ilusión, del estoicismo con que mi convicción la había cubierto para no oponerse más (que su pobre [?] en lucha con la triste realidad por la cual yo) (?)...
47) ¿Qué hay más triste en el mundo que una tarde de diciembre un domingo en el cuartel?
Y, sin embargo, esa tristeza que me hunde en profunda melancolía me
49) cuesta salir y me parece que mi alma está reblandecida y que sólo en tales circunstancias me veo tal como soy. ¿Soy poético? No. No lo creo; sólo
51) un fondo de tristeza yace en el fondo de mí mismo, y si no tengo el valor de ahuyentarlo con una ocupación cualquiera adquiere en seguida grandes proporciones,
53) hasta el punto que esa profunda melancolía llega cubrir todas mis penas y se funde con ellas para torturarme en mi interior.
54) Soy complejo y sensitivo de sentimientos; la menor falta de tacto o de delicadeza me hiere y me hace sufrir porque dentro de mí
57) mismo escondo un fondo de orgullo que me da miedo; quiero dominar no por medio de un poder fáctico como la ascendencia militar, sino que deseo
59) más tarde o lo antes posible ser un hombre completo; lo seré un día, tendré la fortuna necesaria para gozar de esa libertad de acción que permite educarse. Quiero obtener por mis propios
61) medios una situación económica que me permita cualquier fantasía (lástima), estaré libre y solo, pues creo tener el corazón demasiado
62) complicado para encontrar una compañera a quien poder amar muchos años. No lo sé. Pero lo que quiero ante todo es vivir
65) una vida llena de incidentes que espero la providencia querrá poner en mi camino y no acabar como muchos que han colocado un solo polo de continuidad
67) amorfo sobre una tierra y en una vida cuyas vueltas desconocían, que os permita forjaros una educación moral;
69) si atravieso las grandes crisis que la vida me reserva, tal vez seré menos desdichado que otro, ya que deseo conocer y saber;
70) en una palabra, soy orgulloso; ¿es un defecto?, no lo creo, y me creará sinsabores o quizás el éxito.
[Casse-Pipe - Conversaciones con el profesor Y, traducción de Juan Viñoly para Ediciones Guadarrama]